Francia representa una economía fuerte, una puerta de entrada a un vasto mercado en expansión. Son muchas las razones para invertir: mano de obra calificada y productiva, apoyo a la innovación, tributación y costos de implantación competitivos...
UNA ECONOMÍA COMPETITIVA EN EL CORAZÓN DE EUROPA
Quinta economía mundial, Francia ofrece una base ideal hacia mercados internacionales. Acoge 20000 empresas extranjeras que emplean a 2 millones de personas. En 2010, las inversiones de otras procedencias llegaban a 34 mil millones de dólares. Una atractividad que se explica por la posición estratégica de Francia en el centro de Europa y sus 500 millones de consumidores.
En materia de transportes, el territorio francés posee múltiples ventajas: un millón de kilómetros de vías, de los cuales 11000 son autopistas; una red de TGV que permite llegar a Londres, Bruselas, Ámsterdam y Frankfurt; un conjunto competente de vías navegables y plataformas aeroportuarias internacionales. Los puertos de Marsella y del Havre figuran entre los 10 mejores de Europa. Roissy Charles-de-Gaulle es el primer aeropuerto de flete en Europa y el segundo en cantidad de viajeros.
INVERTIR EN UN PAÍS COMPETITIVO, DOTADO CON TALENTOS INNOVADORES
Además de ser el 1er destino turístico en el mundo, Francia es el 1er destino europeo para la inversión extranjera industrial. Se presenta como un lugar competitivo con costos de implantación y de explotación más bajos que en Italia o en Alemania. La mano de obra francesa, que goza de un sistema educativo reconocido entre los mejores del mundo, es calificada y productiva.
Su costo laboral promedio por empleado es inferior al de los Países Bajos, Estados Unidos o Alemania. Finalmente, Francia aparece en el 2do rango europeo y en el 6to mundial del registro de patentes internacionales. Su capacidad de innovación y de investigación están entre los factores claves de atractividad del país.